En primer lugar, decidimos asistir a una buena limpieza espiritual. Hicimos parte de un ritual Lakota, originado en el norte de América por nativos. Éste ritual tiene como propósito agradecer a los elementales y a la tierra por todas y cada uno de sus bendiciones, pedir por la riqueza espiritual y encaminar nuestros corazones hacia ella.
Para encontrar el camino hacia la riqueza, debemos primero desligarnos de nuestra pobreza, todo lo que nos ata espiritualmente, lo que nos corroe anímicamente y nos corrompe mentalmente.
El ritual hecho en Gúchipas nos dejó a punto y en sintonía con la madre tierra y nos llenó en sabiduría sobre nosotros mismos. Fue muy grato el momento y todos con los que compartimos.
Redacción: Hamilton Galvis Mora